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Exploración de Obra

Angelmó

Ser pintor es lo que Arturo Pacheco Altamirano quiso hacer toda su vida y es a lo que en definitiva se dedicó, inmortalizando, sobre todo escenas de Puerto Montt y la bahía de Angelmó, con innumerables telas a lo largo de 50 años. Angelmó, cuya raíz etimológica provendría del mapuche, “lugar de mariscos”, ankulenmo, fue a quien “le debo mi éxito, yo no olvido ese puertecito sureño como tema de mis cuadros”, explicó este creador.

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Angelmó

1955

Óleo sobre tela

63 x 76 cm

Ser pintor es lo que Arturo Pacheco Altamirano quiso hacer toda su vida y es a lo que en definitiva se dedicó, inmortalizando, sobre todo escenas de Puerto Montt y la bahía de Angelmó, con innumerables telas a lo largo de 50 años. Angelmó, cuya raíz etimológica provendría del mapuche, “lugar de mariscos”, ankulenmo, fue a quien “le debo mi éxito, yo no olvido ese puertecito sureño como tema de mis cuadros”, explicó este creador. Rescató una localidad y sus tradiciones. Consiguió que estos paisajes se convirtieran en la memoria de un territorio, al pintar una y otra vez su geografía y las características goletas producidas en los astilleros de la isla de Chiloé. Fue tal su afecto por estos parajes, que en su casa ubicada en Santiago dispuso un pequeño museo con su colección personal, que incluía obras realizadas por él y otros artistas, la que llamó precisamente, “Angelmó”.

Para esta tela, el artista dispuso un grupo de lanchas chilotas, las que se ubican a lo ancho de la caleta, ocupando además toda la zona superior de la composición. El tratamiento pictórico es característico del periodo maduro de su trabajo plástico. Es decir, empleó una espátula para aplicar el color, en gruesas capas para los cascos, mástiles y velas. Este conjunto se recorta contra un cordón de cerros y edificios de construcción similar, de colorido en la gama de los rojos, que hacen resaltar aún más los blancos de los aparejos de los navíos. En tanto, las tranquilas aguas del fondeadero reciben rayos de luz cambiantes y los reflejos de las embarcaciones, los que fueron plasmados con pincel, mediante trazos sueltos y ondulantes. En esta pintura también se puede apreciar un acercamiento a la abstracción de las formas, aproximación artística que Pacheco Altamirano empezó a incursionar en torno a 1955 y que se define durante la década siguiente. Es así, que si bien esta obra es figurativa, el artista eliminó detalles y se limitó a considerar sólo aquellos elementos necesarios para conseguir una adecuada comprensión para esta pintura.

Nº Inv. 65594-5

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