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Exploración de Obra

Estación Mapocho

Los paisajes urbanos fueron motivos recurrentes y preferidos de Herrera Guevara. A diferencia de los panoramas naturales o de campo, que decididamente no le interesaban porque “no son pintables” decía, refiriéndose a los colores poco contrastantes que pueden presentar. En ese sentido, fue un “pintor urbano”, en palabras del historiador Víctor Carvacho. Los centros poblados le ofrecían los escenarios y las anécdotas humanas. Así también, el colorido brillante que buscaba, sobre todo en la gama de amarillos, abundantemente empleada en sus obras, sobre todo para los edificios, que en estas piezas, ocupan todo el espacio pictórico horizontal.

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Estación Mapocho

1933

Óleo sobre tela

33,7 x 49 cm

Los paisajes urbanos fueron motivos recurrentes y preferidos de Herrera Guevara. A diferencia de los panoramas naturales o de campo, que decididamente no le interesaban porque “no son pintables” decía, refiriéndose a los colores poco contrastantes que pueden presentar. En ese sentido, fue un “pintor urbano”, en palabras del historiador Víctor Carvacho. Los centros poblados le ofrecían los escenarios y las anécdotas humanas. Así también, el colorido brillante que buscaba, sobre todo en la gama de amarillos, abundantemente empleada en sus obras, sobre todo para los edificios, que en estas piezas, ocupan todo el espacio pictórico horizontal. Para el caso de Congreso Nacional, una arboleda cubre parcialmente la construcción, quedando el primer y segundo plano de la composición poco indefinido. Por el contrario, Estación Mapocho fue estructurada siguiendo el mismo punto de vista de la otra pintura, una vista de tres cuartos del edificio. Ubicó una serie de personajes y elementos urbanos –faroles y una amplia explanada-, con lo que consiguió que se aprecie la escala monumental de esta construcción. Si bien este creador se dedicó sobre todo a la pintura, es posible pensar que Estación Mapocho no sea un boceto, sino una obra terminada, considerando la cantidad de detalles que se pueden apreciar en los ornamentos, gracias al cuidadoso delineado de su diseño arquitectónico. Para sus escenas tomaba rápidos apuntes, los que luego completaba en su taller, ubicado en los años que realizó estas dos pinturas, en una galería de calle Huérfanos número 1235 en Santiago, el que mantuvo hasta que falleció. Estos dos paisajes fueron realizados durante su primera etapa como pintor, luego que decidiera abandonar la carrera de abogado que estudió en la Universidad de Chile y la que ejerció en San Bernardo, hoy una comuna de la ciudad de Santiago. Su biógrafo, el historiador y crítico Antonio Romera, ha hecho ver la paradoja que implica ser un jurista y la cautela y precisión que requiere su ejercicio, y por otro lado, la libertad con que Herrera Guevara realizó su obra plástica, que ha sido definida como naif. Un término muy discutido por la historia del arte, precisado, por ejemplo, como una visión personal de un creador no profesional, o como un arte espontáneo e instintivo, de acuerdo a Tomás Lago, quien dedicó sus estudios a la artesanía local y latinoamericana. Eso no significa que el artista deje de meditar sobre su quehacer plástico y trabajar esforzadamente. Para Herrera, el arte debía estar cargado de subjetividad, de un “estado sensibilizado” en sus propias palabras, coincidiendo con lo delineado por el profesor Lago. Estas telas han sido expuestas en varias ocasiones al público. Congreso Nacional integró una muestra en el Museo Nacional de Bellas Artes, constituida por una selección de la pinacoteca del Banco Central. Posteriormente, ambas fueron expuestas el año 2004 en la Sala de Arte Fundación Telefónica ubicada en Santiago, junto a pinturas de Fortunato San Martín (1891-1963), otro exponente de este tipo de arte. En tanto, el 2006, el propio Banco Central organizó una muestra con parte de su colección, que llevó por título “Convergencias”, incluyendo estas dos telas.

BIBLIOGRAFIA

Bindis, Ricardo: Fichaje Banco Central de Chile, Vol. 3, Santiago de Chile, 1987, p. 133.

Carvacho, Víctor: Pintura primitivista en Chile,  Instituto Cultural de Las Condes , Santiago, Chile, julio – agosto, 1967.

Cross, Amalia: Pintura instintiva. Sobre la invención de un concepto y su definición histórica, en Revista 180, Nº 37, Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, 2016.

Cruz, Isabel: Arte. Historia de la "pintura y escultura en Chile" desde la colonial al s. XX, Ed. Antártica, Santiago de Chile, 1984, p. 418.

Ivelic, Milan: Pintura Chilena: Colección Banco Central de Chile, Banco Central de Chile, Santiago de Chile, 2004, p. 36.

Oyarzún, Luis: Taken for a ride. Escritura de paso/La exposición de Herrera Guevara, RIL Editores, Santiago de Chile, 2005.

Richter, Marisol; Valdivieso, Cynthia: Ficha de la obra, Implementación de plan de catalogación de la colección de 90 obras visuales del Banco Central de Chile, (inédito) Santiago de Chile, 2014-2016.

Romera, Antonio: Luis Herrera Guevara, Colección artistas chilenos, Facultad de Bellas Artes, Universidad de Chile, Ed. Universitaria, Santiago de Chile, 1958.

S/A: El Banco Central: La Pinacoteca, en diario El Mercurio, Santiago de chile, 21/8/1975, s/p.

S/A: Dos pintores ingenuos, Sala de Arte Fundación Telefónica, Santiago de Chile, 2004.

EXPOSICIONES      

1957    Posiblemente expuesta en: Retrospectiva Colección Álvaro de Silva, Librairie de L'Europe, Santiago de Chile. (Documento no ubicado).

2004 a 2005 (noviembre a enero)     Dos pintores ingenuos, Fundación Telefónica, Santiago de Chile.

2006 octubre-diciembre         Exposición Convergencias, Banco Central de Chile.

PROCEDENCIA       

19 de enero de 1972  Se acuerda adquirir 20 cuadros de la colección del pintor chileno Luis Herrera Guevara, de propiedad del señor Álvaro de Silva, ciudadano chileno que residía en Nueva York. (Información Banco Central de Chile).

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